sábado, 6 de agosto de 2011

DIALECTICA GENERACIONAL (Manual del Poder Joven)


Ya no está en manos de los partidos el control de Ia situación, sino en manos de los jóvenes. Por tanto, los adultos de todas las tendencias quedan plantados ante sus propias preguntas:
"¿Cómo hacemos para canalizarlos, según indica la experiencia?"
"¿Cómo hacemos para que entiendan que la lucha no es generaciona!, sino en todo caso de sistemas?"
"¿Cómo hacemos para que trabajen por su propio futuro, aceptando las reglas del juego que ponemos nosotros?"
"¿Cómo hacemos para que vayan a la guerra, ellos que son jóvenes y fuertes, mientras nosotros les cuidamos las espaldas por televisión?"
Parece que cualquier cosa que hagan tiene la virtud de poner más en evidencia la mentira del sistema (3).
Las nuevas generaciones comprenden mejor su situación al confrontarse con las precedentes, al sentir el choque con las aún más jóvenes y al plantearse la posibilidad de cambio del medio en que viven.
De otro modo: el momento histórico en que las nuevas generaciones viven se devela casi espontáneamente a sus ojos, por la confrontación con las generaciones instaladas, por las posteriores que recién surgen y por el medio socioeconómico en que les toca alienarse.
Esta comprensión brota además, corno negación del momento histórico y da por resultado una afirmación de la negación, una suerte de nihilismo posibilitario. Los individualistas, los conformistas y el resto de cínicos que respiran el mismo clirna, niegan todo valor posible en la vida y justifican desde el oportunismo hasta la traición.
Pero lo fatal es que no existe otra posición revolucionaria en el momento actual que la afirmación de la negación de todos los valores por ahora en pie. De ahí que todo libertario desconfíe de las melosas mentiras acerca del "amor", la "amistad", la "belleza", la "realidad interior", etc., con que los farsantes distraen la atención para efectuar santamente las peores canalladas.
Porque toda esa jerga de palabras huecas y frases hechas, pertenece al pasado y ha sido acuñada por los explotadores de siempre. ¿Cómo podría creer un revolucionario a quien respete el lenguaje de un momento que él niega?
Tal vez por éso, aunque las palabras sean comunes en la forma, el significado se modifique y los jóvenes puedan amar aparentemente insultando o despreciar con tono amable.
La forma correcta con que los guerrilleros se dirigen a sus enernigos en el caso concreto de la acción directa, muestra casi siempre esa contradicción que alarrna. Tal es el caso del comando que al encañonar con sus metralletas al torturador policial, le indica afablemente: - "Señor mío, tenga la amabilidad de acompañarnos".

(3) "Tanto ellos como los regímenes que defienden, han generado a lo largo y ancho de toda América, una violencia como nunca la hubo en este continente... " Ver "Silo y la Liberación", Tercera arenga prohibida.


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